Se plantea el encargo por parte de una comunidad de vecinos de tratar todo el perímetro de su urbanización, el cual (salvo los muros de cerramiento de parcela) quedó sin realizar durante la construcción de esta.

Se propone un exterior ajardinado de forma que las viviendas pasen de constituirse como el límite entre la calle y el jardín interior a ser viviendas rodeadas de jardín tanto exterior como interior, contribuyendo así no solo al incremento del valor de la urbanización sino también al valor del interior de las propias viviendas. Además se plantea la instalación de pérgolas con el fin de crear espacios que puedan ser usados y vividos durante las estancias estivales, a la vez que mejoran la descuidada fachada de la urbanización.

Se proponen dos tipos de pavimento:

1. Zonas de circulación (pisable)
2. Zonas verdes (no pisable)

Las zonas de circulación serán aptas tanto para el tráfico peatonal como para el tráfico rodado. Además, están pensadas para poder acoger no solo el tránsito, sino que este tránsito se desarrolle a través de una sucesión de espacios de estancia.

Las zonas verdes se sitúan en torno al lindero de la urbanización (haciendo más difuso el límite con el exterior) y en las zonas laterales de acceso a las viviendas al ser estas, espacios residuales carentes de valor estético o uso.